El Incienso en la cultura japonesa. Historia, tipos y utilidades. (II)
Como continuación de nuestro post anterior, seguimos indagando en la tradición milenaria japonesa del incienso. Ya os hemos hablado de la introducción del incienso en Japón, su trayectoria a través del tiempo, y las propiedades que los japoneses atribuyen al incienso y que han hecho de su uso algo cotidiano no sólo en su país, sino en el resto del mundo. Hoy nos centraremos en los principales ingredientes del incienso japonés, así como en sus variedades y usos.
Entre los principales ingredientes que se usan para elaborar el incienso tradicional japonés se encuentran los siguientes:
Sándalo. Proveniente de árboles de India, Indonesia y Australia, este ingrediente lleva formando parte de los inciensos japoneses desde hace más de 4.000 años para proporcionar notas dulces a la fragancia que emiten.
Tabu. Esta corteza de un árbol milenario de China se utiliza para darle forma a los inciensos.
Benzilo. Es una resina de árboles originarios de Tailandia, Vietnam e Indonesia y se usa para fijar y preservar la fragancia del incienso.
Raíz de nardo. La raíz del nardo posee un aroma muy intenso y se añade a los inciensos para intensificar su fragancia.
Por supuesto, hoy en día existen inciensos para todos los gustos y de casi cualquier fragancia, con multitud de ingredientes, desde los más tradicionales hasta los más vanguardistas. Lo que diferencia a los buenos inciensos japoneses es el uso de ingredientes exclusivamente naturales para su elaboración y el proceso de manufactura artesanal que aún se sigue conservando. Además, a diferencia de los inciensos de otras culturas, el incienso japonés no produce demasiado humo, por lo que es apto para cualquier persona, ya sea adulto o niño, al no provocar la sensación de agobio por demasiado olor o humareda.
Tipos de incienso.
Fundamentalmente existen tres tipos de incienso: palitos, conos y bobinas. La elección dependerá de la habitación en la que se vaya a usar, el tiempo de duración deseado y el tipo de quemador que se posea.
Por ejemplo, los palitos son adecuados para estancias pequeñas, ya que su duración no es muy larga y se queman de manera uniforme y constante proporcionando una fragancia suave. Los conos, sin embargo, emiten una fragancia más intensa y se queman bastante rápido, por lo que serían adecuados para estancias de mayor tamaño, ya que así no resultan tan abrumadores. Por último, las bobinas son las más adecuadas si lo que se busca es una larga duración, en general duran unas dos horas, por lo que proporcionan una fragancia constante durante un período largo de tiempo.
Como ya hemos comentado en el anterior post, usar incienso es muy simple: sólo se necesita un quemador para poder apoyarlo o introducirlo en él y a su vez recoger la ceniza resultante después de quemado. Hoy en día, el incienso se sigue usando en todo tipo de ceremonias religiosas, en la práctica de la meditación o el yoga o simplemente en nuestras propias casas para aromatizar. La tradición y sabiduría milenaria japonesa ha trascendido desde la antigüedad y actualmente seguimos disfrutando de este producto artesano prácticamente como se creó en un principio y con los mismos fines.